Sé cómo te sientes en este momento. sé que quieres huir muy lejos donde no te alcance el llanto y el dolor. Se que quieres huir allí donde la tristeza no te abrace más. Comprendo muy bien ese vacío que sientes en tu corazón; yo también he estado allí, también he pasado por el desierto y no una sino muchas veces.
He sentido el intenso frio de la soledad recorriendo mi alma en lo absurdo del desierto. También he estado allí donde crees que todo llegó a su fin, allí donde piensas que el dolor, la soledad y la tristeza son tu compañía en el final del camino, pero ¡te equivocas!
Tus lagrimas no son la escena final de la historia que Dios escribió para ti, porque
aun cuando el cielo se nuble y la lluvia oculte el sol, ten por seguro que todo volverá a resplandecer; ten por seguro que el sol volverá a salir con fuerza para ti.
Dios tiene para decirte que este no es el fin y aunque muchas sean las razones de tu tristeza, Dios, tu padre, está allí contigo y no te dejara hasta que haga contigo lo que prometió que haría.
Dios nos atrae con cuerdas de amor que no entendemos, nos aparta al desierto y nos susurra al oído los planes que tiene a cerca de nosotros. Así que date la oportunidad de que tu desierto se convierta en el lugar donde Dios se revele a tu vida de una manera nueva. Date la oportunidad de que el vacío de tu corazón sea lleno por su presencia, su amor y su compasión.
Lo que hoy es llanto para ti será lo que Dios utilizará para acercarse aún más a tu corazón, así que Tu historia con Dios comienza aquí y ahora.
Este no es el fin, ¡recuérdalo!, este es apenas el comienzo de un futuro con esperanza para ti.
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